Lorenzo Fernández (Madrid, 1970), ha decidido ir a contracorriente en la era digital. A pesar de las nuevas tecnologías, Fernández sigue las técnicas de los antiguos maestros, trabajando exclusivamente con óleo y acrílico sobre tabla, sin recurrir a medios mecánicos como la fotografía. Su obra es conocida por su realismo perturbador y por su habilidad para renovar la pintura figurativa contemporánea en España. Cada objeto en sus obras es un símbolo que invita al espectador a descifrar su significado.

Sus composiciones, precisas y pulidas, permiten al espectador casi sentir las texturas y las superficies que retrata. Los objetos, dispuestos con cuidado, sugieren diálogos entre mundos diferentes, como juguetes antiguos junto a libros eruditos o flores al lado de motores eléctricos. Con el tiempo, sus obras han incorporado más elementos simbólicos, como “imágenes de imágenes”, que incluyen fragmentos de otros cuadros o fotografías, y figuras que crecen desproporcionadamente dentro del espacio de la obra. Esta evolución introduce caos visual y nuevas lecturas en sus pinturas, creando un universo en el que lo cotidiano y lo onírico se mezclan.

La obra de Fernández es un viaje visual y filosófico. Cada obra es parte de un diálogo mayor, una serie de pensamientos conectados que, según el artista, forman un “cuadro de viaje” filosófico. Sus pinturas funcionan como una invitación a la reflexión, donde lo que parece simple o cotidiano se transforma en símbolos complejos. Este enfoque convierte su obra en una experiencia visual y mental única, en la que el espectador se ve inmerso en un mundo donde todo está cuidadosamente diseñado para invitar a la introspección.

En 1994, fue galardonado con el Primer Premio de Dibujo de la Academia Artium Peña, consolidando su talento en el ámbito artístico. En 1995, fue seleccionado para competir en el Premio Rafael de Penagos de Dibujo. Durante 1996, obtuvo una beca de pintura de la Academia Artium Peña, lo que le permitió seguir desarrollando su obra. En 1997, alcanzó la final del VII Concurso Nacional de Dibujo Gregorio Prieto. Finalmente, en 1998, dio sus primeros pasos profesionales en el mundo del arte al establecer contactos con diversas galerías, iniciando así su carrera como pintor.